Han pasado ya unos días de su partida y me es, del alma escribir estas palabras póstumas para el hombre que dio vida a mis sueños y sin promesas; damos gracias por el irrestricto apoyo que nos dio. Él se convirtió en el motor de despegue para llegar hoy a lo que es el “Complejo Medico” que se tiene en Santander y que para orgullo nuestro, nos permitió ponerle su nombre.

Carlos Ardila Lülle fue de siempre nuestro aliado. Por 1977 nuestro único y gran benefactor inicia el proceso de las donaciones: Nos regaló por POSTOBON el mas avanzado microscopio quirúrgico existente a la fecha, marca ZEISS y la novedosa cámara VOLEX para la filmación de los procedimientos quirúrgicos. Simultáneamente también nos regalo por COLTEJER toda la dotación de ropa quirúrgica y para las 8 habitaciones que teníamos en nuestra primera sede, “la vieja casona” en la calle 34 con carrera 29.

Tuve el honor y guardadas proporciones de ser su amigo.

Yo lo llamaba periódicamente para contarle sobre el devenir de la clínica y el muy deferente, como gran conversador me preguntaba de aconteceres en Bucaramanga, por mi madre y por mi esposa Elizabeth.

En 1990 empezamos el nuevo proyecto de clínica y centro médico, con el apoyo de un centenar de médicos que se sumaros a nuestra idea aportando el precio del valor comercial de sus consultorios para invertir en la construcción de la clínica y como los recursos no fueron suficientes con el Dr Juan Carlos Mantilla y otros amigos viajamos a Medellín a pedirle al Dr. Ardila, nuevamente su ayuda.

Nos recibió con especial deferencia y reunidos en el piso 33 del edificio Coltejer y después de presenciar por una hora nuestra exposición, nos invitó a almorzar y estando en manteles comento: “Mi querido Virgilio, lo que me estas pidiendo no es suficiente para que termines la clínica, yo calculo que necesitas 1500 millones y aquí están”.

Me salieron lágrimas de felicidad lo abracé y le di un beso en la mejilla y de inmediato comento “desde la muerte de mi padre Carlos Julio, hombre alguno me había besado”. Nos hizo perder el vuelo, pues 10 horas después, 9 de la noche regresábamos a Bucaramanga es su avión privado.

La Clínica se termino y en 1993 fue nuestro invitado especial sentado a la diestra el Presidente Gaviria, junto con los expresidentes Alfonso López, Julio Cesar Turbay y Belisario Betancourt. Que noche tan maravillosa y para nunca olvidar.

El Dr Carlos Ardila, como miembro de nuestra junta directiva nos recibía bimensualmente donde presentábamos los completos informes contables y el funcionamiento de nuestra institución, y el con su memoria prodigiosa se refería a los pendientes y hacia recomendaciones sopesadas que seguíamos al pie de la letra.

El tiempo pasa y 15 años después en un viaje que hizo a Bucaramanga para visitar su empresa y para reencontrarse con sus amigos los “Tufas”; por insinuación de su sobrino y presidente de Coltejer, el Ingeniero Héctor Fernando García, decidió sin informarnos, venir a la clínica y después de un recorrido entrelazado de preguntas y respuestas me recordaba   detalles sobre el último informe de junta. Para la época en sector de la salud estaba muy deprimido y él sabía que teníamos pagos de servicio prestados a las EPS con cartera a más de 12 meses.

La visita se paró y nos pidió unos instantes para dialogar con Héctor Fernando y de regreso de manera lacónica me dijo “Mi querido Virgilio, te voy a ayudar con 5 mil millones para que sanees los endeudamientos”.

La Clínica hoy camina por senderos de éxito, gracias a nuestros directivos, al talento humano de todos los niveles y a la generosidad de este filántropo santandereano Carlos Ardila Lülle para quien el balance de sus obras en lo social era tan importante como el económico.

El Dr Ardila fue extremadamente generoso con amigos y empleados; que yo recuerde a uno de los Tufas (HPD) que sufría de insuficiencia real, le costeo la totalidad de la cirugía de trasplante renal en USA.

Siempre tenía a Santander, su tierra, en su mente, la que apoyo con dinero cercano a los 50.000 millones: algunos ejemplos que recuerde son: FOSCAL, el Teatro Santander, vía Guatiguara, Auditorio Colegio San Pedro Claver, Panachi, Cerro del Santísimo, Parque del agua (Aratoca), Parque del Lago, Estadio de Floridablanca, Club de fútbol Alianza Petrolera, entre otros.

En medio del dolor por la pérdida irreparable de este ser excepcional, pueden estar sus hijos Carlos Julio, Antonio José, María Emma y María Eugenia, muy orgullosos por la grandeza y sencillez del ser humano que tuvieron como padre ¡Dios lo tenga a su diestra!