El cirujano de retina y vítreo (retinologo) realiza tres pequeñas micro incisiones en la esclera (parte blanca del ojo), a través de las cuales se accede a la cavidad vítrea y se introducen instrumentos para practicar la cirugía: una luz que ilumina la retina, una cánula de irrigación que mantiene la presión intraocular y un vitrector que corta y extrae el vítreo, además se utilizan otra serie de instrumentos según cada caso en particular.
Durante la cirugía, en algunos pacientes se inyecta aire o gas en la cavidad ocular, que favorece el proceso de reparación de la retina y que se va absorbiendo progresivamente. En otros casos, se usa aceite de silicona, que no desaparece naturalmente y que puede tener que extraerse en una segunda operación, siempre y cuando el oftalmólogo lo aconseje.
La vitrectomía posterior se lleva a cabo con anestesia regional o general y su duración es variable dependiendo de la patología. De manera frecuente se combina con otros procedimientos paralelos, como la cirugía de catarata con implante de lente intraocular.
Normalmente se retira el parche oclusivo del ojo al día siguiente de la cirugía. Es posible que el paciente note molestias leves tras la operación, como sensación de cuerpo extraño, ojo rojo e hinchazón palpebral. En los casos en los que se inyecta gas o aceite de silicona, la presencia de estas sustancias provoca mala visión, que va mejorando gradualmente.