Existen diversos tipos de factores causantes de la uveítis:
Enfermedades infecciosas como la toxoplasmosis (trastorno provocado por un parásito que causa calcificaciones en el organismo y que se enquista en la retina), pueden dar lugar a la causa más común de uveítis: coriorretinitis infecciosa. Este proceso deriva en una paulatina destrucción de la retina que si afecta a la mácula (parte central de la retina), puede provocar una pérdida importante de visión de tipo irreversible
Enfermedades óseas o reumáticas de origen inflamatorio y no degenerativo, que afectan principalmente a jóvenes
Enfermedades autoinmunes causadas por virus, gérmenes o factores ambientales, como la sarcoidosis o la enfermedad de Behçet, una patología de origen desconocido que provoca llagas y alteraciones cutáneas
Traumatismos o un determinado código genético asociado a la enfermedad
La uveítis es menos común en los diez primeros años de vida y su frecuencia desciende a partir de los 60 años. La mayoría de los afectados tienen entre 20 y 50 años.
Los síntomas de la uveítis son diferentes según la zona de la úvea que se encuentra afectada.
Si se trata de la parte anterior, podemos notar una mayor sensibilidad a la luz(fotofobia), enrojecimiento de los ojos, visión borrosa o dolor ocular
Si la zona afectada es la parte posterior, es probable que no notemos dolor, aunque sí pérdida de visión.
La uveítis no puede diagnosticarse hasta que no aparecen signos externos. Con los primeros síntomas es importante acudir al oftalmólogo de inmediato.
Es habitual que la uveítis tenga relación con enfermedades reumáticas de origen inflamatorio que afectan principalmente a jóvenes